2 de junio, Día del Bombero Voluntario: un homenaje con olor a humo y coraje

En su día, la Comarca Andina honra a los Bomberos Voluntarios que enfrentaron los incendios de Epuyén y El Bolsón con valentía, entrega y solidaridad inquebrantable.

Comarca Andina02 de junio de 2025 Redacción
bomberos incendio confluencia 2

Este 2 de junio, Día Nacional del Bombero Voluntario, la Comarca Andina no solo celebra: recuerda, abraza y honra. Porque este año, la fecha tiene un significado más profundo y dolorosamente cercano: el de los incendios forestales que, durante el verano, arrasaron miles de hectáreas en Epuyén y en el sector de Confluencia, en El Bolsón. En medio del desastre, los bomberos voluntarios estuvieron ahí. Siempre.

Durante los días más críticos del fuego —entre finales de enero y mediados de febrero— cuando el humo tapaba el sol y el calor hacía imposible respirar, los bomberos no se alejaron ni un instante del frente de batalla. No importaron las horas, el agotamiento o el peligro. Avanzaron contra las llamas con lo que tenían: mochilas, herramientas, y sobre todo, una convicción irrompible de proteger la vida, el monte y a su comunidad.

Desde los cuarteles de toda la Comarca Andina y otras localidades de todo el país, decenas de hombres y mujeres se sumaron a los operativos, trabajando codo a codo con brigadistas, personal del SPLIF, Protección Civil, Parques Nacionales y voluntarios. Juntos combatieron un incendio voraz, alimentado por el viento y la sequía, que amenazaba con devorarlo todo.

Pero más allá del fuego, también hubo contención. Porque los bomberos no solo apagan incendios: también abrazan, asisten, organizan evacuaciones, protegen hogares, rescatan animales, y muchas veces, contienen lágrimas. Son los primeros en llegar y los últimos en irse. Así lo demostraron, una vez más, este verano.

Cada 2 de junio se conmemora la creación del primer cuartel de bomberos voluntarios en Argentina, fundado en 1884 en La Boca por Tomás Liberti. Hoy, más de 45.000 bomberos y bomberas en todo el país siguen ese legado de servicio, compromiso y vocación. Pero en la Patagonia, este año, la efeméride se escribe con cenizas, sudor y orgullo.

El fuego ya se apagó. Pero lo que no se apaga es la gratitud. La que se expresa en cada cartel pintado a mano que dice “Gracias, bomberos”, en cada bocina que suena cuando regresan de una emergencia, o en cada niño que sueña con vestir un día ese uniforme.

Porque ser bombero voluntario no es solo una elección: es un acto de amor profundo por los demás. Y este 2 de junio, más que nunca, El Bolsón, Epuyén y toda la Comarca Andina lo saben.

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